Ingredientes
2 huevos.
110 g de azúcar.
100 ml de aceite de girasol.
80 ml de anís.
320-330 g de harina.
10 g de levadura en polvo.
Un poco de sal.
Aceite para freír.
Preparación
Batir los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y aumente de volumen.
Añadir el aceite y el anís y seguir batiendo hasta que se mezcle todo bien.
Tamizar la harina con la levadura y la sal e ir añadiéndola a la mezcla líquida hasta conseguir una masa un poco pegajosa. Es mejor no pasarse de harina.
Poner un poco de harina en la encimera, volcar la masa y hacer una bola. Este sería el momento de rectificar de harina si hiciera falta. Tiene que quedar pegajosa, pero manejable.
Poner la masa en un recipiente, cubrirla con film transparente y meterla en la nevera 1 o 2 horas.
Una vez la masa reposada, untar la encimera y las manos con un poco de aceite y coger porciones que haremos rodar sobre la encimera hasta conseguir un rulo. Unir los extremos y ya está formada la rosquilla.
Poner a calentar abundante aceite de girasol en un cazo a fuego medio y freír las rosquillas por ambos lados hasta que estén doradas. Controlar la temperatura del aceite porque si está muy caliente se harán demasiado por fuera y quedarán crudas por dentro. Pasarlas a un plato con papel absorbente para escurrir el exceso de aceite.
A nosotros nos gustan sin añadir nada más, pero, se pueden espolvorear con azúcar en grano, con una mezcla de azúcar y canela o con azúcar glas.