Ingredientes
6 huevos medianos.
150 g de harina de pan.
180 g de azúcar.
3 c/s de miel.
3 c/s de agua caliente.
1 c/s azúcar moreno.
Preparación
Todos los ingredientes tienen que estar a temperatura ambiente.
Separar claras y yemas.
Poner las claras en un bol grande y empezar a batir a velocidad media-baja, cuando empiecen a espumar, subir un poco la velocidad y añadir el azúcar poco a poco. Bajar de nuevo la velocidad y seguir batiendo hasta que formen picos que no se doblan en las varillas, pero no estarán tan duras como a punto de nieve.
A velocidad muy baja, solo para mezclar, añadir los huevos de uno en uno, no echando el siguiente hasta que el anterior no esté totalmente integrado. Esta operación se puede hacer a mano moviendo siempre en el mismo sentido.
Añadir la harina tamizada poco a poco, mezclando con cuidado.
Por último mezclar la miel con el agua templada y unirlo a la mezcla.
Forrar un molde cuadrado con papel de horno, espolvorear en el fondo el azúcar moreno y verter encima la mezcla de bizcocho.
Con una espátula, hacer una especie de cortes horizontales y verticales sobre la masa y golpea el molde sobre la encimera, varias veces para que salgan las burbujas de aire.
Cocer en horno precalentado a 160º C, calor arriba y abajo y sin aire, durante 40 minutos. Al pinchar tiene que salir la aguja húmeda pero no manchada.
Al sacar el molde del horno lo volvemos a dejar caer con fuerza sobre la encimera dos o tres veces, para evitar que se desinfle.
Ponemos encima del molde una bandeja cubierta con papel film y damos la vuelta, Quitamos el molde y envolvemos con más papel film, cubriéndolo por completo. Dejar enfriar y después guardar en la nevera de día para otro, así quedará más jugoso y esponjoso
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